AEROPAGO

AEROPAGO

miércoles, 20 de abril de 2011

PA$TORE$ A$ALARIADO$


LUCAS 10:29-37

Al meditar en este pasaje bíblico le doy gracias a Dios por todas las cosas que El ha hecho en mi vida. Cristo me encontró tirado y abandonado a la orilla del camino de este mundo, golpeado, desangrando y muerto espiritualmente. El, cual buen Samaritano, me curó, me tomó en sus brazos, me dio vida y me puso en su redil. Ahora que soy su hijo y por su gracia también ministro de su palabra y puedo ver la condición tan lamentable en que vive el mundo, por eso cada vez que tengo la oportunidad, hablo a las almas sin Dios, del gran amor y del sacrificio de Jesús en la cruz por ellos.

Pero también estoy consciente y me doy cuenta, que dentro de este rebaño, que dentro de este redil del Señor, hay ovejas heridas, otras están agonizando y muchas ya han muerto.

¿Cuál es la causa?…¿Acaso el Pastor Jesús, no las curo bien?…¿No las atiende bien?…¿O ¿qué es lo que pasa?
Es muy triste la respuesta, pero como la sé, tengo que contestarla...
Existen seres, no sé si llamarlos humanos, porque más bien parecen animales y se han introducido disfrazados de siervos de Dios al redil de las ovejas, y haciéndose pasar como tales, han despojado de su fe y de su lana a las ovejitas que tristemente no han aprendido aun a conocer la voz del Pastor Jesús . Muchas de esas ovejas, seducidas y encantadas por el son de la flauta de los lobos músicos, cuando vuelven a la realidad, se dan cuenta del engaño y traición por parte de aquellos extraños en quienes depositaron toda su fe y confianza, y al verse burladas regresan al cieno del pecado y bajo el yugo del enemigo de las almas, y ya no quieren saber nada del Salvador ni de su pueblo.
Quienes hacen esto a las ovejas, son aquellos a quien el Apóstol Pablo se refiere:
Hechos 20:29 Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño.

Ah, pero, existen también otras ovejas engañadas que a diferencia de las anteriores, no se regresan a las tinieblas, si no que sufren una trasformación anormal, porque de ser ovejas se convierten en lobos, y al experimentar ese cambio, se dedican a hacer a otras ovejas lo mismo que hicieron con ellas. De estos también hablo el Apostol:v.30 Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos. Pero, lo mas trágico y más terrible de todo esto....Es de que muchos de los que han sido puestos por Dios para cuidar y apacentar al rebaño, son testigos presenciales de la carnicería que los lobos extraños y de los que se convirtieron en semejantes, están haciendo con el pueblo de Dios, estos, lejos de mover un dedo para defender al rebaño, miran de lejos cual sacerdote o levita cuando vieron al hombre golpeado a la orilla del camino. Y otros hasta participan de las matanzas y asisten a los convites y se sientan a la mesa con los asesinos para devorar la carne de las ovejas de Dios.
De estos nos habla Dios: Salmos 53:4 ¿No tienen conocimiento todos los que hacen iniquidad, Que devoran a mi pueblo como si comiesen pan, Y a Dios no invocan?

A todas luces se ve que a estos impostores lo único que les interesa es la lana de las ovejitas insensatas.
Y mi pregunta es: ¿Donde está el pastor que Dios puso para cuidar de esa oveja?
Y la respuesta la escuchamos de los labios del Señor Jesús: Juan 10:12 Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa.13 Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas. Esa clase de pastores son cobardes y no le hacen frente a los lobos rapaces, porque lo único que les interesa es el sueldo que reciben por “cuidar” a las ovejas y se escudan con pretextos anti bíblicos como, “no me gusta criticar”, “no debo juzgar” y “yo todo se lo dejo al Señor”.
Se cumple en ellos también la escritura de Isaías 56, de donde meditaremos un poco:
10 Sus atalayas son ciegos, todos ellos ignorantes; todos ellos perros mudos, no pueden ladrar; soñolientos, echados, aman el dormir. 11 Y esos perros comilones son insaciables; y los pastores mismos no saben entender; todos ellos siguen sus propios caminos, cada uno busca su propio provecho, cada uno por su lado.
Así es, a esta clase de pastores de nada les aprovecha tener ojos, ya que para lo único que les sirven es para llenar esos huecos de la cabeza, porque con mucha pasividad miran como por la televisión y radio emisoras; los asesinos despedazan a las ovejas y ni siquiera se inmutan..¿Y donde están los pastores? Si ya los veo... Echados en el colchón de la ignorancia, porque no pueden refutar con la palabra de Dios las herejías y mercadería de los lobos rapaces y terminan aceptando la mentira.
Hay de ellos, porque son semejantes al perro cuyo dueño pago por él, una buena suma de dinero con el propósito de que cuidara su casa y todas sus propiedades, pero lejos de ladrar y así dar la alerta a su amo, mira con profunda calma, como sube y baja por el muro a aquel cuya intención es robar, matar y destruir. A ese perro su dueño lo escogió para proteger y ahora está jugando con el ladrón. Dios dice a través del profeta que son soñolientos y Judas en su carta v.8 los llama soñadores, esta clase de pastores son los que sufren delirios de grandeza y se la pasan soñando con fama, riquezas y aplausos, estos son seguidores e imitadores de otros soñadores y de otros maestros de la prosperidad económica, el evangelio de la avaricia, quienes hacen promesas de abundancia y milagros a sus seguidores y que vendrá sobre ellos una lluvia de oro y diamantes, si les dan grandes suma de dinero. Mientras los pastores asalariados duermen en sus laureles. Pero bien que corren como asna montes en celo tras sus amantes, maestros de modelos herejes y apostatas de Igle-crecimiento para llenar los templos, que para ellos ya no son lugares para adorar a Dios e instruir al pueblo, si no que en sus mentes pervertidas, a la casa de Dios la ven como corrales y a las almas como ganado vacuno al que alimentan con basura y les obligan a producir para mantener sus altos estilos de vida y así les explotan a su antojo. Hay de ellos porque le han dado la espalda al Maestro de Galilea y se han amontonado maestros, maestros falsos, han vendido a Cristo, al Mesías, al hijo de Dios, a Jesús cuyo nombre es sobre todo nombre, y ahora son seguidores de falsos Cristos, sobre quienes el Cristo bendito nos advirtió: Mt.24:4 Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. 5 Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán.
Estos pastores, ahora “doctores” y “apóstoles” son los que tienen siervos bajo sus órdenes quienes secan el sudor de sus frentes mientras predican o cantan, los mismos que necesitan de guarda espaldas hasta para ir al baño y que enseñan a sus seguidores a llamarles “Papi” y a sus mujeres “Mami“. Hay de ellos porque se han enseñoreado de lo que no les pertenece. El Apóstol Pablo les dijo a los ancianos de la Iglesia de Efeso: Hechos 20:28 Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre.

Así que la Iglesia señores pastores asalariados no es propiedad privada de ninguno de ustedes. Las ovejas ya tiene dueño y se llama Jesucristo el hijo de Dios, Él las compró con su propia sangre. Si aún les queda un poco de amor por sus propias almas, arrepiéntanse, antes que el Príncipe de los pastores y dueño legitimo del rebaño les llame a cuentas. Y ustedes ovejas del Señor, pueblo de Dios redimido con la sangre preciosa de nuestro Señor Jesucristo, no se dejen enseñorear de ningún hombre, de ninguna mujer de este mundo, por muy grande que sea el titulo que lleven en la frente, ustedes le pertenecen a Dios. Y oren siempre por sus pastores, por esos pastores que aman la sana doctrina, por esos pastores que te amonestan con amor del Señor, ora por ellos, porque están en peligro de extinción, porque Satanás los está buscando para destruirlos, para hacerlos desviar del camino correcto. El “dios” mamon, los baales de este mundo, están sedientos de la adoración de los verdaderos siervos de Dios. Oren por sus pastores, oren por sus líderes que les predican la sana doctrina y a ellos como dice la palabra, háganlos participe de toda cosa buena, no a estos infiltrados a la iglesia del Señor, no a esos que se levantan dentro de la iglesia y que causan divisiones para arrastrar tras ellos a los discípulos, a las ovejas del Señor. Cristo viene pronto Iglesia, mantente firme, despierta, Cristo viene por su pueblo muy pronto.


Que Dios te siga bendiciendo.

viernes, 8 de abril de 2011

No toquéis al ungido...(2da. parte)


. Entonces, ¿qué significa “no tocar al ungido”?
No podemos usar la Biblia ni parte de ella, como un arma arrojadiza según nuestra conveniencia. Creo que todos aunque sea en teoría estaremos de acuerdo con esto. Cuando leemos en ella: “No toquéis... a mis ungidos, ni hagáis mal a mis profetas” (Salmo 105:15), no podemos usar esa escritura para defender lo indefendible.

Por lo tanto, vayamos por partes. Primeramente entendamos que nos tiene que enseñar la Palabra de Dios acerca de lo que es un ungido, y sigamos con la exposición de nuestro argumento de forma exegética. Vemos que en el Antiguo Testamento, los llamados ungidos eran personas apartadas para Dios para desempeñar tres diferentes funciones. La primera vez que se menciona a alguien con ese apelativo, es al sacerdote:

“Y las vestiduras santas, que son de Aarón... si el sacerdote ungido pecare según el pecado del pueblo...” (Éxodo 29:29; Levítico 4:3)

Vemos que Aarón fue el primer sacerdote, ungido por Moisés - tipo de Cristo – (ver Éxodo 29), y que no estaba libre de pecado, ni de ser reprendido.

Pero la primera persona expresamente mencionada como profeta, y eso de parte de Dios directamente, fue Abraham (Génesis 20:7); y acerca del cuidado que Dios tenía y tiene por sus hombres, leemos en la Biblia:

“No consintió que nadie los agraviase, y por causa de ellos castigó a los reyes. No toquéis, dijo, a mis ungidos, ni hagáis mal a mis profetas” (Salmo 105:14, 15).

También en 1 Crónicas 16: 22,

“No permitió que nadie los oprimiese; antes por amor de ellos castigó a los reyes. No toquéis, dijo, a mis ungidos, ni hagáis mal a mis profetas”

Como veremos con mas detalle un poco más adelante, Abraham fue vindicado por Dios por el hecho de ser profeta, y por tanto, ungido del Señor.

En el Antiguo Testamento
En el Antiguo Testamento, los ungidos pertenecían a tres clases oficiales:

1. Los profetas

2. Los sacerdotes

3. Los reyes

En el Israel del Antiguo Testamento, como adelantamos, esos tres créditos correspondían a personas que fueron apartadas para Dios para sus correspondientes trabajos u oficios. Los profetas eran llamados y ungidos directamente por Dios con Su Espíritu (Números 11:29). Los sacerdotes y los reyes eran ungidos con aceite para desempeñar sus oficios, después de lo cual se les llamaba, y así eran reconocidos, los “ungidos de Jehová” (ver Ex. 30: 22-31; 37:29; 40:12-16; Levítico 4:16; 6:20; Números 3: 3; 35:25; 1 Samuel 2:10; 10:1; 16:12, 13; 2 Samuel 1:21; 2:4; 5:3; 23:1; Isaías 61:1; Lucas 2:26; Lucas 4:18; Hechos 4:27; 10:38)

Esos tres oficios mencionados, iban a ser tomados y colocados sobre Jesús de Nazaret, el Mesías – que significa el Ungido – por lo tanto Jesucristo es el Ungido por excelencia; y como ya dijimos antes, cada uno de sus salvados somos sus ungidos, porque Él es el Ungido (2 Corintios 1:21), que por Su Espíritu ha venido a morar en cada uno de nosotros, siendo nosotros uno en Él y con Él... ¡y no hay diferencias entre unos y otros en ese contexto y en esta dispensación!

Por lo tanto, en este tiempo, sea lo que en principio signifique “no tocar a los ungidos” – lo cual veremos en un instante - deberá aplicarse a todos los creyentes sin distinción, y no meramente a unos exclusivos y públicos líderes. ¡O todos, o ninguno!

Así pues, en definitiva, ¿Qué significa “no tocar a los ungidos”? Vayamos por partes. En el Antiguo Testamento, el “no tocar” a los ungidos ni a los profetas, tenía el sentido de no hacerles mal, ni de injustamente agraviarles o matarles. El caso muy concreto fue el de Abimelec cuando estuvo a punto de tomar por concubina a Sara, la esposa de Abraham y Dios intervino directamente (ver Génesis 20:3-7), por ser él un ungido.

Efectivamente, en ese caso, ese hombre, Abimelec, aun y en su ignorancia, estuvo a punto de cometer un gran pecado, ofendiendo y dañando a Sara y a Abraham (aunque Abraham se lo buscó, ver la historia).
David y Saúl
Otro caso, fue el de David y el rey Saúl. En 1 de Samuel 24, encontramos que el rey Saúl, empecinada e injustamente, perseguía con ahínco satánico a David para darle muerte. No obstante, y a pesar de su obstinación, Dios entregó a Saúl en manos de David dos veces; la primera vez, en aquella cueva del desierto de En-gadi. Hubiera podido David matar a Saúl allí mismo, pero como aquél era todavía el rey ungido de Israel, no lo hizo, y estas fueron sus palabras:

“Jehová me guarde de hacer tal cosa contra mi señor, el ungido de Jehová, que yo extienda mi mano contra él; porque es el ungido de Jehová” (1 Samuel 24:6)
Más tarde, la misma situación se repitió, y David volvió a negarse a dar muerte a su terrible enemigo: Entonces dijo Abisai a David: Hoy ha entrgado Dios a tu enemigo en tu mano; ahora, pues, dejame que le hiera con la lanza, y lo enclavare en la tierra de un golpe, y no le dare segundo golpe. Y David respondio a Abisai: No le mates; porque ¿quien extendera su mano contra el ungido de jehova, y sera inocente? (1 Samuel 26:8,9)

Claramente podemos ver que en ese caso, la ley prohibía dar muerte a Saúl, por ser el ungido de Dios para reinar, aunque ya Dios lo había desechado. David no se atrevió a dañarle, menos todavía, matarle a causa de esa palabra: “No toquéis a mis ungidos” (S. 105).

Ahora bien hermanos, ¿Qué tendrá que ver esto, con no reprender a aquellos que en la actualidad enseñan herejía o malas acciones al pueblo de Dios? ¡Absolutamente, nada! En ningún modo se puede justificar con esta frase vetero-testamentaria (S. 105), que no debamos atrevernos a cuestionar las enseñanzas de algunos de estos líderes “ungidos” de la actualidad, y a ellos mismos – muchos de ellos que lo son sólo en apariencia - ¡En ningún modo!

David, aunque pudo, no dañó ni dio muerte a Saúl por dos veces; es decir, no le “tocó”, no obstante, sí le reprendió en presencia de todo su ejército, por lo menos dos veces (ver 1 Samuel 24:10-15; 26:17-20).

Entendamos esto: todos los ungidos del Antiguo Testamento, incluido el propio David, fueron debidamente reprendidos, incluso públicamente, por los profetas de Dios; la Biblia ofrece una amplia exposición de todo ello. Así también ha sido en el Nuevo Testamento, como vimos, con el caso de Pablo hacia Pedro, etc.

Veamos de nuevo la porción escritural con la que abríamos este artículo:

“Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina“ (2 Timoteo 4: 1, 2)

Por lo tanto, y de una vez por todas, no se puede esgrimir el texto bíblico de “no tocar a los ungidos” a la hora de refutar, reprender, exhortar, redargüir, combatir las falsas enseñanzas y a los que las promueven:

¿PORQUE? (continuará)

jueves, 7 de abril de 2011

No toquéis al ungido... 1ra parte.


No toques al ungido



2 TIMOTEO 4:1-2


Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino,

que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.


1 JUAN 4:1

Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo.


EFESIOS 5:11

Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas;

Vamos a partir en este mensaje, desde ciertos posicionamientos teóricamente bíblicos, y digo así, porque hoy en día se usan a la libre e interesada interpretación de algunos, y han desarrollado una forma de caciquismo espiritual, el cual eleva y mantiene en una posición de intangibilidad a esos que se les ha venido a llamar, “nuevos ungidos”.

Esos líderes, no siervos, ya no son como solían ser; es decir, verdaderamente humildes, accesibles, transparentes, sufridos, enseñables (Tito 1: 7-9). No, ahora, subidos en sus imaginarios e intocables pedestales de religiosa infalibilidad, se pavonean ante todos en su supuesta superioridad, abrigados en soberbia, mostrando los preciosos colores de sus etéreas y suntuosas plumas, como los especialmente elegidos para liderar a sus súbditos correligionarios. Cualquier cuestionamiento que se les haga, es visto como un signo de rebelión.

Muchos de ellos, saben cómo disimular su orgullo ante los demás, otros, ni siquiera se molestan en hacerlo, pero el resultado es el mismo, y su mensaje con el cual han sabido aleccionar muy bien a todos por años, les sirve de escudo y protección, también:

“¡NO TOQUEIS A MIS UNGIDOS!”, DICEN.

Criticar o cuestionar cualquier cosa que digan o hagan; juzgar las evidencias de sus acciones, actuaciones, enseñanzas, conducta, etc. es inaceptable; ahora bien, muchos de ellos, o sus seguidores, a los que se oponen o discrepan, se permiten el lujo de atemorizarlos con y hasta con decretos no exentos de amenaza:

“¡AY DEL QUE TOCA AL UNGIDO!”, DICEN.

Se defienden como gato panza arriba ante la crítica de sus enseñanzas o de su presunto ministerio por parte de los que nos atrevemos a hacerlo, la respuesta de ellos o de sus correligionarios, es siempre la de cuestionar los motivos; diciendo que tenemos envidia, celos, u odio, etc.

Por lo tanto, según ellos, al resto de los mortales, no se nos permite observar y denunciar sus desvaríos, así como reprenderlos (2 Ti. 3: 16), por que caemos bajo el pecado de la murmuración, y la crítica, según dicen. Para ello - y entre otras actuaciones - esgrimen de forma inadecuada la Palabra, presentándonos diferentes ejemplos vetero-testamentarios sacados de su contexto e intención originales. Veamos algo de esto último.

Comparando a los modernos “ungidos” con Moisés
Uno de estos ejemplos: la murmuración (*) de María y Aarón contra Moisés, y el castigo que sufrieron (ver Números 12), sin comprender que los dos hermanos de Moisés realmente procedieron mal, llevados por los celos y el racismo, y no por una sana crítica (**).

(*) La murmuración es conversación en perjuicio de un ausente.
(**) La crítica es examen y juicio acerca de alguien o algo.

Otro de los varios ejemplos que presentan, es el de la rebelión de Coré (Números 16), donde éste, Datán y Abiram, On, etc. “se levantaron contra Moisés con doscientos cincuenta varones de los hijos de Israel...” (Números 16:1, 2). Poner ese caso como ejemplo, nos parece también un especial absurdo.

Coré y los demás, por envidia y rebeldía se levantaron contra la autoridad espiritual que Dios había colocado en su pueblo. Varias cosas hay que entender primeramente:

1. Moisés era un tipo de Cristo. Fue el mediador verdadero y escogido que Dios levantó para guiar a Su pueblo, sacándolo de Egipto y llevándolo a través del desierto hacia la Tierra Prometida. Levantarse contra Moisés en ese momento, sería como hoy en día levantarse contra Cristo hombre (1 Timoteo 2:5)

2. Hoy en día no existen figuras como la de Moisés, ya que vivimos en una dispensación muy diferente a aquella del antiguo Israel. Pero hay más;

3. Si Moisés hubiera hecho algo públicamente pecaminoso, malo o incorrecto, hubiera sido absolutamente lícito y escritural que se hubieran levantado personas para demandarle rectificación, exponiendo públicamente sus presuntos pecados. Eso no hubiera sido murmuración, ni crítica desautorizada, sino un acto de justicia. Eso último no ocurrió, porque Moisés fue fiel todos los días de su peregrinación (Números 12:7)

Si Moisés hubiera requerido de corrección o reprensión, pública o privada, habría que habérsela dado, porque Dios siempre ha tenido a sus profetas dispuestos para el caso, como fue con Natán respecto a David (2 Samuel 12).

El ejemplo de Pablo y Pedro/ ¿privacidad o publicidad?
Hermanos, si es que deseamos y oramos por un verdadero cristianismo conforme a la Biblia, entonces nadie en el Cuerpo de Cristo – o presuntamente en él – puede ser inmune a la corrección; ¡nadie!, y quien públicamente enseña herejía, públicamente deberá ser reprendido. Este último caso lo tenemos descrito en la Palabra de Dios cuando Pablo reprendió a Pedro, y lo hizo públicamente:

“Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar... cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos...” (Gálatas 2:11, 14)

El asunto fue que el apóstol Pedro, antes que llegaran algunos judíos de parte de Jacobo, comía con los gentiles, “pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión, y en su simulación participaban también los otros judíos, de tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos” (Gálatas 2:12, 13)

En otras palabras, Pablo, se dio cuenta de que Pedro estaba siendo hipócrita y tremendamente deshonesto, y otros ya seguían sus sibilinos pasos. Conque públicamente pecó, públicamente fue reprendido. Ese es un ejemplo muy claro de cómo debemos proceder hoy en día también, y más enseñanza existe en la Palabra al respecto:

“Contra un anciano no admitas acusación sino con dos o tres testigos. A los que persisten en pecar, repréndelos delante de todos, para que los demás también teman” (1 Timoteo 5:19, 20)

Como vemos aquí, el motivo, no es tanto para que los públicos infractores se arrepientan, sino para que los demás se aparten del mal.

Pablo no pudo por un mínimo sentido de justicia haber tratado este asunto de Pedro de manera privada con él, porque no fue un asunto personal, es decir, no fue que Pedro particularmente ofendió a Pablo. La cuestión es que Pedro, por su temor al hombre, había llevado a aquellos creyentes que estaban con él al extravío; por lo tanto Pablo estaba no sólo obligado a corregir a Pedro, sino a hacerlo de forma que corrigiese la situación que el error de Pedro había causado en aquel medio.

Como vemos también, un cristiano, en este caso Pablo, se atrevió a “tocar” al ungido Pedro, el cual en su día fue declarado bienaventurado por el mismo Jesucristo (Mateo 16:17)

¡Damos tantas gracias a Dios, de que en esta dispensación de la gracia y la verdad (Juan 1:17), ya no hay ungidos especiales, sino que todos los verdaderos cristianos, por haber sido constituidos hijos de Dios por adopción, (Juan 1: 12; Romanos 8:15; Gálatas 4:5) somos todos ungidos, a causa del Ungido, Cristo Jesús, es decir el Mesías! No hay diferencias entre unos y otros, sino que todos somos hermanos (Mateo 12: 48; 23: 8) e iguales ante Dios.

Si se permite que exista una especie de “élite clasista lideral”, cuyas enseñanzas y acciones no pueden ser cuestionadas por nadie, puestas a la luz de la Palabra, y expuestas públicamente, entonces tenemos un cáncer dentro del seno eclesial, del cual, si no nos arrepentimos y corregimos a tiempo, padeceremos cada vez más las consecuencias, como de hecho ya empezó a ocurrir de unos años a esta parte de manera aterradora, llegándose a formar una metástasis. (continuará)…