AEROPAGO

AEROPAGO

domingo, 20 de noviembre de 2011

Empezó bien… PERO


EL REY JOSIAS EMPEZO BIEN:

2 REYES 22:

1 Cuando Josías comenzó a reinar era de ocho años, y reinó en Jerusalén treinta y un años. El nombre de su madre fue Jedida hijo Adaía, de Boscat.
2 E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, y anduvo en todo el camino de David su padre, sin apartarse a derecha ni a izquierda.


EL REY JOSIAS IBA BIEN:

2 REYES 23:

24 Asimismo barrió Josías a los encantadores, adivinos y terafines, y todas las abominaciones que se veían en la tierra de Judá y en Jerusalén, para cumplir las palabras de la ley que estaban escritas en el libro que el sacerdote Hilcías había hallado en la casa de Jehová.
25 No hubo otro rey antes de él, que se convirtiese a Jehová de todo su corazón, de toda su alma y de todas sus fuerzas, conforme a toda la ley de Moisés; ni después de él nació otro igual.

EL REY JOSIAS TERMINO MAL
POR ASOCIARSE CON LOS ENEMIGOS DE DIOS:

2 CRONICAS 35:

20 Después de todas estas cosas, luego de haber reparado Josías la casa de Jehová, Necao rey de Egipto subió para hacer guerra en Carquemis junto al Eufrates; y salió Josías contra él.
21 Y Necao le envió mensajeros, diciendo: ¿Qué tengo yo contigo, rey de Judá? Yo no vengo contra ti hoy, sino contra la casa que me hace guerra; y Dios me ha dicho que me apresure. Deja de oponerte a Dios, quien está conmigo, no sea que él te destruya.
22 Mas Josías no se retiró, sino que se disfrazó para darle batalla, y no atendió a las palabras de Necao, que eran de boca de Dios; y vino a darle batalla en el campo de Meguido.
23 Y los flecheros tiraron contra el rey Josías. Entonces dijo el rey a sus siervos: Quitadme de aquí, porque estoy gravemente herido.
24 Entonces sus siervos lo sacaron de aquel carro, y lo pusieron en un segundo carro que tenía, y lo llevaron a Jerusalén, donde murió; y lo sepultaron en los sepulcros de sus padres. Y todo Judá y Jerusalén hicieron duelo por Josías.

Cuando el siervo se cree que ya es señor, desprecia e ignora las ordenes de su
SEÑOR.

lunes, 7 de noviembre de 2011

EVANGELIO SEGÚN SAN YO. (1ra. parte)



Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús. (2Corintios 4:5)

¿A cuántos escuchamos decir?: “Yo soy el ungidísimo apóstol, profeta baja fuego, maestro de indoctos, doctor en divinidades, ministro de alabanza profético a las naciones, la revelación del momento, y cosas así por el estilo.” Indiscutiblemente muchos son los que hoy en día se atreven a hacer alarde de títulos que deberían ser dedicados únicamente a Dios:
Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos. Ni seáis llamados maestros; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo. (Mateo 23:8-10).

Otros a diferencia de los antes mencionados, alardeando repito, se dedican a predicar su amplio historial “ministerial”, por decir los milagros que realizan, las continuas revelaciones que tienen, las actividades, el progreso y la fama de su “ministerio”, lo apretado de su agenda, la tremenda “unción” que habita en ellos, los demonios que echan fuera, la amenaza que representan aún para el mismísimo infierno, en fin las predicaciones de ahora aunque no todas pero si una gran parte de ellas, exaltan en una forma desmedida a iglesias, letreros, misiones, ministerios, concilios, hombres y no al objeto principal de esta, la persona y obra del Señor Jesucristo el cual derramó hasta la última gota de su preciosísima sangre en la cruz del calvario para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.

Esta es la razón por la que me urge compartirles tres principios indispensables que todo buen predicador debe tener en cuenta a la hora de exponer la Palabra De Dios a los creyentes o a los incrédulos.

Notemos en primer lugar lo que dijo Pablo a los corintios:

I. “Porque no nos predicamos a nosotros mismos…” (V. 5[a]).

Aquí habla de la prohibición del predicador. Como tal, Pablo se negó a predicar asimismo sus palabras y hechos, sabiendo que le estaba y está terminantemente prohibido a todo predicador hacer semejante barbarie.
Y he aquí 3 razones para no predicarse a sí mismo.

a) Primera razón: Un buen predicador o heraldo de la Palabra de Dios, no busca gloria de los hombres de este mundo, la rechaza contundentemente.
“…ni buscamos gloria de los hombres; ni de vosotros, ni de otros…” (1Tesalonicenses. 2:6). Muchos de estos tipejos de la predicación moderna, cuando abren su boca lo hacen con el propósito de recibir el aplauso y la alabanza de los hombres, más Jesús hablando de los que hacen tales cosas dijo estas palabras: “…les aseguro que ellos ya tienen su recompensa...” (Mateo 6:2, 5, 16).
Aquí la palabra recompensa es un término comercial y significa pagado por completo, en otras palabras si el individuo predica para que los hombres lo vean, lo verán y ya, eso fue todo, no recibirá nada más, ya se le pagó en total. Uno de los atributos morales de Dios es la justicia, por medio de la cual el premia o castiga al hombre según sea su obra.
Por eso:
“Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos.”(Mateo 6:1).
No es el acto de predicar lo que Dios condena, entiéndase bien, sino el motivo por el que se predica. Y si nuestra motivación es la notoriedad (ser vistos por los hombres), entonces esta será la única recompensa que recibamos, Dios no recompensará jamás la hipocresía.

b) Segunda razón: Un buen predicador no predica su propio evangelio.
“Como te rogué que te quedases en Éfeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina.” (1Timoteo 1:3).

A pesar de la seriedad con que se hizo esta prohibición, la predicación de otro evangelio en los medios cristianos es evidente, y esto entre los hombres de Dios, es causa de asombro. Pablo con relación a este hecho lamentable, con celo de Dios, pudo decir: ¡Estoy maravillado! Del mismo modo, nosotros que contendemos ardientemente por la fe que una vez nos fue dada, nos maravillamos. Nos maravillamos al ver lo que está sucediendo últimamente en el seno eclesial, nos maravillamos al ver a predicadores como Cash Luna haciendo declaraciones tan aberrantes, nos maravillamos al ver a Guillermo Maldonado autoproclamándose “maestro” de los gentiles, nos maravillamos al oír a un falso profeta como Rony Chaves nombrándose “apóstol” de apóstoles, nos maravillamos al oír a Cesar Castellano, Ana Méndez, Adrián Amado y a una sarta de lobos rapaces vestidos de ovejas, presentándose a sus víctimas como “escogidos de Dios” para provocar según ellos un “avivamiento” que sacudirá tremendamente a las naciones del mundo entero.
Para aquellos “
…que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y el mal [Cristianos maduros en la fe].” (Hebreos 5:14). Les pregunto ¿No les sabe esto a otro evangelio? Efectivamente EL “EVANGELIO” SEGÚN SAN “YO”, el evangelio que está de moda en muchos púlpitos llamados cristianos, ya no es el evangelio según san Mateo, Marcos, Lucas y Juan los cuales relatan las obras portentosas de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, ahora es el evangelio que habla únicamente de las obras del predicador, el evangelio egocéntrico, el evangelio que no toma en cuenta a Dios sino al hombre, el evangelio que niega abiertamente a Dios el único soberano y a nuestro Señor Jesucristo. Esa es la clase de evangelio que nos están predicando en esos famosos congresillos “apostólicos” y “proféticos” estos que dicen representar a Dios, un evangelio paupérrimo, un evangelio mísero que en nada absolutamente en nada aprovecha a los creyentes, peor a los incrédulos. Al contrario los conduce más y más a la impiedad y en el peor de los casos hasta el mismísimo infierno.
Para vergüenza del cristianismo primitivo la iglesia del Señor está plagada de falsos predicadores y por consiguiente de falsas predicaciones, y esto es así porque se ha corrompido el sentido puro y sano de la predicación
(Gálatas 1:7), la cual no es otra cosa que dar un mensaje de parte de Dios. Dios emite el mensaje, el hombre recepta dicho mensaje. El predicador por decirlo así es un mensajero con la tarea de dar a otros el mensaje que Dios le ha dado; pero cuando este hace a un lado a Dios, y se predica a sí mismo, hablando de sus hechos y experiencias a expensas de los dichos y hechos de Dios, corre el grave peligro de predicar su propio evangelio. Y toda predicación carente de Dios, es decir que no provenga de él, es simplemente ¡Voz de hombre y no de Dios! (Hechos 12:22).

c) Tercera razón: Un buen predicador no acarrea, evita la maldición divina:
“Más si aún nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.
Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.”(Gálatas 1:8-9).
Ay del predicador que se atreva a predicar “otro” evangelio, distinto al único y verdadero evangelio predicado por Cristo y sus apóstoles, más le valdría no haber nacido. Porque de cierto os digo, que el tal, caerá, ineludiblemente bajo la maldición divina, su atrevimiento no quedará en la impunidad, Dios lo castigará con la dureza que el caso merece:
“Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.” (Apocalipsis 22:18-19).
“No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella…” (Deuteronomio 4:2).
“No añadas a sus palabras, para que no te reprenda, Y seas hallado mentiroso.” (Proverbios 30:6).

Predicadores, si en algo valoramos nuestras almas, prestemos atención al castigo, y a quien lo establece.

Hasta aquí hemos hablado solamente de la prohibición del predicador, veamos ahora el tema central del predicador; leamos por favor la segunda parte del texto en consideración. (continuará)

sábado, 15 de octubre de 2011

FARISEISMO.


La actitud de los fariseos

Cualquier lector de la Palabra de Dios que haya leído los evangelios notará que las palabras mas fuertes o duras de Jesucristo fueron dirigidas a los escribas y fariseos. Fue a ellos a quienes les dijo: “fariseos hipócritas, sepulcros blanqueados” “Raza de víboras” “Ciegos guiando a otros ciegos”…Mt 23,13-24

Jesucristo no llego a decir nunca esos calificativos a la prostituta (Lc 7,36-39), a la adultera(Jn 8,1ss) o al cobrador de impuestos que eran muy mal vistos en ese tiempo por los judios. La razón de ello esta en el orgullo y soberbia que mostraban tanto los fariseos como los escribas. Por un lado los fariseos se consideraban puros, limpios y separados, pues pensaban que no eran como los demás, de alli su nombre de fariseos=separados. Por eso Jesucristo uso la parábola del fariseo y el publicano(Lc 18.9ss) para ilustrar por medio de ellos la soberbia que hace creer buenas a las personas y despreciar a los demás convirtiéndose en orgullosos y presumidos. En cambio el publicano se consideraba pecador e incapaz de siquiera levantar la mirada, solamente pedir perdón a Dios.

Según Jesucristo, este hombre bajó a su casa justificado mientras que el primero no. Imagínense usted y piénselo unos segundos por favor: El "perito" o experto en el conocimiento de la Ley, estaba equivocado al 100%.

En realidad no era nada fácil ser un fariseo pues tenían que ayunar, orar y cumplir escrupulosamente las leyes.(Lc 11,37-40) Llevaban una vida bastante fuerte como cumplidores de la “Palabra”.

Es comprensible que cualquier hombre que hiciera todas esas cosas se creyera superior a los demás. Por eso presumía con altivez comparándose con el pobre pecador publicano. En su interior latía que los demás lo admiraran por su meticulosa religiosidad y no perdería oportunidad de hacer ver los incumplimientos de los impíos o pecadores.(Lc 18,11)

Los fariseos modernos

No hace falta pensar mucho para descubrir quienes hoy en día se consideran ‘buenos’ tachando de pecadores a los demás que no viven como ellos; Se consideran ‘justos’ nombrando igualmente impíos a los que no viven de acuerdo a su secta. Se consideran a si mismo “maestros” y conocedores de la Palabra acusando de ignorantes a los que no pertenecen a su grupo y sobre todo se hacen llamar ‘salvos’ pensando que son diferentes a los demás pues ellos están separados=fariseos del mundo. Hasta su forma de hablar y de vestir han cambiado. Peor aún, no desaprovechan ningún momento para señalar con el dedo los “pecados” de los demás acusándolos de mundanos y afirmando con altivez que entre “ellos” no se dan esa clase de pecados.

Seguramente que ya sabes de quienes estoy hablando pues durante años y años han dicho por todos los medios que hay que irse con “ellos” pues no viven como los pecadores. Me refiero a miles y miles de evangélicos protestantes que haciéndose llamar ahora ‘cristianos’ muestran una fariseísmo nada envidiable a los originales fariseos. Discúlpame hermano pero eso cualquier persona lo sabe pues no son cien ni mil sino miles de veces que hemos escuchado las ya famosas frases de “nosotros no somos como los demás” “los católicos son unos impíos” ”nosotros somos salvos y ustedes no” “arrepiéntete por ser católico” “nosotros no somos del mundo como ustedes” “Gracias a Dios los evangélicos si damos testimonio” “Entre nosotros no hay escándalos de sacerdotes pederastas como entre ustedes” y hasta incluso ahora dicen “nosotros si somos cristianos, no como ustedes que son católicos”. Primero dicen que no importa la religión ni la Iglesia pero después agregan que hay que dejar la Iglesia católica para no seguir pecando como si entre ellos todo fuera bondad y santidad al puro estilo fariseo

domingo, 11 de septiembre de 2011

Las Controversias Bíblicas


La interpretación particular de la Biblia divide la iglesia y es piedra de tropiezo a muchos. Cuando escudriñamos las Escrituras para conocer al Señor, recibimos lo que buscamos. El norte de la Biblia es el pleno conocimiento de Cristo como el único camino a la salvación. Fuera de ese concepto hallaremos escrituras difíciles de entender que, como dice el apóstol Pedro, algunos engañadores tuercen para perdición de muchos. (2 P. 3:16) Cambiando de un canal de televisión a otro, observé a dos predicadores criticándose uno al otro por predicar doctrinas falsas, respaldando ambos su mensaje con la Biblia.

Uno predicaba de paz, el otro de lucha; uno de humildad, el otro de prosperidad; uno de persistencia, el otro de mansedumbre; uno hablaba de pruebas, el otro de victoria. Y es que con la Biblia, por su diversidad de temas, se puede probar cualquier cosa, si se distorsiona el verdadero propósito del texto. Por ejemplo: un hombre rico que guardaba los mandamientos preguntó a Jesús: "¿qué haré para heredar la vida eterna?" Y el Señor le contestó: "Vende lo que tienes, y dalo a los pobres" (Lc. 18:18-22) Muchos tratan de justificar el comunismo con este texto; pero ése no es el propósito. Algunos podemos ser llamados a predicar, como lo fue Jonás; pero no a todos nos tiene que tragar un pez, como a él. Puede haber pobres y puede haber ricos, gente enferma y gente saludable; pero todos en sujeción al Señor. Ambos predicadores clamaban ser hijos y siervos de Dios__ y lo son __; pero los dos son hijos y siervos desobedientes. Cuando el apóstol Juan dijo a Jesús: "Maestro, hemos visto a uno que en tu nombre echaba fuera demonios…; y se lo prohibimos, porque no nos seguía. Jesús le dijo: No se lo prohibáis; …porque el que no es contra nosotros, por nosotros es". (Mr. 9:38-40)

La mejor manera de entender la Biblia es interpretando el contexto general de lo que está escrito, no interpretando textos aislados. Existen muchos problemas en nuestra sociedad; usemos los recursos y el tiempo que el Señor nos da para hacer la obra que El nos ha encomendado. Hay una iglesia enferma, y un pueblo que se pierde por falta de conocimiento. El remedio para sanar a nuestra sociedad es aprovechando los medios y el tiempo predicando el evangelio a toda criatura, no discutiendo puntos doctrinales. El apóstol Pablo nos exhorta: "Andad sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo". (Col. 4:5)

domingo, 17 de julio de 2011

CASA DE ORACION O CASA DE MERCADO?


"Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones. Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado", palabras de Cristo cuando encontró los mercaderes en el templo en Jerusalén (Mat.21:12-13; Juan 2:13-17). "Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces" (Mat.7:15).Cuántas veces ha escuchado, o exclamado usted mismo, o pensado en su corazón: "Las iglesias son un buen negocio. Los pastores son unos sinvergüenzas que viven de los creyentes ingenuos, aprovechándose de su bondad y generosidad"

¿Está esforzándose para perseverar en una iglesia pero tiene dudas o a veces se siente incómodo, aun avergonzado, por la mercadería que hacen de usted y de sus hermanos? ¿Acaso ha decidido no asistir a ninguna iglesia "porque todas son iguales, llenas de mercaderes y adúlteros"?

Lamentablemente, hay que admitir que la gran mayoría son iguales. De una forma u otra, hacen mercadería de lo sagrado. Pero, quisiéramos informarle que hay muchos miles de congregaciones en muchos países que no cometen semejante pecado. Nosotros los creyentes que componemos estas congregaciones repudiamos toda clase de mercadería religiosa. Si usted quiere seguir fielmente a Cristo, ¿no le parece que debiera hacerlo también?

¿Se acuerda de lo que hizo Jesús cuando encontró en el templo en Jerusalén a los judíos que mercadeaban con lo sagrado? (Juan 2:13-17)? Con gran celo y vehemencia ¡los echó fuera! ¿Piensa usted que no tratará con igual severidad a los evangelistas, pastores y demás clérigos que profanan a las iglesias con sus negocios y su incesante pedir? Y ¿qué les pasará a los creyentes que los apoyan? Amigo lector, respetuosamente le rogamos que lea en su Biblia objetivamente y con oración, los textos siguientes: 2 Pedro 2:1-3,14-22; 1 Timoteo 6:3-5; 2 Cor.11:20; Rom.16:17; Apocalipsis 17; Ezequiel 13 y Jeremías 23.

Según estos pasajes el camino al Cielo no es a través de las iglesias que mercadean con lo espiritual. ¿Dice que no conoce a ninguna iglesia donde no haya mercaderes al frente? Entonces, deducimos que nunca ha conocido usted a la iglesia que Jesucristo fundó. Los que no profanamos el evangelio con crasas mercaderías somos la continuación de aquella iglesia. Lo somos no sólo por esta razón sino también porque seguimos las instrucciones del Espíritu Santo en todo lo concerniente a la organización y el funcionamiento de la iglesia que Cristo edificó (Mat.16:18) ¿No nos conoce? Si responde en lo negativo, quizás no haya puesto toda diligencia en la búsqueda de la iglesia libre de comercio, de la iglesia bíblica. El deber de cada alma es buscarla hasta encontrarla, aunque no está lejos de nadie, pues se presenta claramente en las Sagradas Escrituras.

Deseamos que nos conozca para que comprenda que la iglesia bíblica puede existir y cumplir su misión divina en la tierra sin recurrir a mercaderías vergonzosas. No pretendemos presentarle congregaciones donde todos los miembros hayan alcanzado la absoluta perfección moral o espiritual. No obstante el elemento omnipresente de la imperfección humana, los cristianos bien instruidos podemos predicar la "sana doctrina" (Tito 2:1; 1 Tim.4:16), sin hacer mercadería, y esto lo hacemos los "ministros competentes del Nuevo Pacto" (2 Cor.3:6). Lo hacemos sin fomentar el emocionalismo excesivo o esclavizarnos a mandamientos del Antiguo Testamento, el cual fue abrogado en la cruz (Col.2:14-16; hebreos 7:12; 8:1-13). Amigo lector, no deseamos venderle nada. No le exigimos el diezmo. Al unirse usted a los verdaderos, no estaremos pidiéndole muchas ofrendas todos los días. No procuramos lo suyo sino que deseamos que se salve eternamente.

¿A usted le llama la atención los templos grandes tipo "coliseo" y "pabellón"? Considere: Las congregaciones del primer siglo se reunían en casas (Rom.16:3-5; Col.4:14; Filemón 2) y no en templos opulentos.

¿Está infatuado con los "reverendos" de mucha carisma personal? ¿Impresionado grandemente por los "licenciados" de renombre? Considere: Los apóstoles no usaban títulos pomposos (Mat.23:1-12), ni se ensalzaban a sí mismos (1 Cor.3:5-7), ni permitían que otros cristianos los ensalzaran (2 Cor.10:12-18).

¿Diezma, ofrenda y compra lo que los líderes carismáticos y sus feligreses ofrecen en venta, quizás pensando devengar dividendos materiales? Considere: el Espíritu Santo enseña que "raíz de todos los males es el amor al dinero" (1 Tim.6:8-10). De cierto, él no es el autor del necio "evangelio de la prosperidad".

¿Vive su pastor en una mansión, usa joyas o es dueño de carros lujosos? Considere: nuestro Señor no tenía "donde recostar su cabeza" (Mat.8:20).

¿Le hechizan los programas religiosos radiales o televisados, y las campañas de los "evangelistas internacionales" de renombre? ¿Aporta dinero para sostenerlos? ¿Por qué? ¿Qué busca? ¿Sanidad para su cuerpo? Considere: el apóstol Pablo, el evangelista Timoteo y otros obreros consagrados sufrieron enfermedades (2 Cor.11:29; 1 Tim.5:23; Fil.2:25-27; 2 Tim.4:20). Intentar "comprar" la sanidad hubiese sido para ellos lo mismo que tentar a Dios. ¡Lo mismo que insultar a Dios! Lo mismo que elevar a la carne por encima del espíritu.

¿Le deleitan los "cultos avivados" con agrupaciones musicales y cantantes talentosos? ¿Aplaude, baila y grita frenéticamente? ¿Le gustan esas iglesias tipo "farándula" que presentan un "show"? ¿Que montan espectáculos musicales? Considere: la iglesia fundada por Cristo está en el deber de hacerlo "todo decentemente y con orden" (1 Cor.124:40), y no para complacer y entretener a los asistentes sino para edificarlos y glorificar a Dios (1 Cor.14:26). Es notable en extremo el contraste entre la iglesia tipo farándula y la iglesia seria y espiritual presentada en la Biblia.

Si responde en lo afirmativo a las preguntas formuladas arriba, se ponen en tela de juicio sus prioridades y motivaciones espirituales. Si responde en lo afirmativo, francamente, opinamos que quizás sea usted presa fácil para los pastores mercantes. Éstos se llenan de lana (dinero), pelando una y otra vez a las ovejas (creyentes) quienes vuelven una y otra vez procurando el alimento prohibido (beneficios materiales, "contratos con Dios"; "señales"). ¿Se encuentra usted entre las ovejas descarriadas y explotadas? ¿Por qué no sale del redil de los falsos pastores que trasquilan despiadadamente a las ovejas que los siguen?

¿Es usted de los miles y miles que se quedan un rato en una iglesia, luego se salen porque no aguantan la mercadería, las intrigas, la hipocresía y los escándalos sexuales de los pastores? ¿Entonces se integra de nuevo por el miedo que siembran esos mismos pastores con sus "profecías" amenazantes y griterías sobre el "juicio", el falsamente llamado "rapto secreto" y la segunda venida de Cristo? ¡Qué triste! Entrando y saliendo, brincando de iglesia en iglesia, buscando "bendiciones" materiales efímeras (dinero, prosperidad) y carnales (salud) o huyendo de los mercaderes religiosos. ¿No le parece más sabio buscar y hacerse miembro activo de la iglesia que no hace mercadería sino que predica y practica la "sana doctrina". Sin duda, Cristo regresará conforme a su promesa. Pero, ningún hombre sabe exactamente cuándo. Retornará, y juzgará a los mercaderes religiosos, como también a los que los sostienen, sacándolos a todos de su Reino (Mat.13:41-43), purificando su Reino como purificó el templo judío.

Ciertamente, estamos viviendo el cumplimiento la profecía anunciada en 2 Timoteo 4:3. Grandes multitudes tienen "comezón de oír”, pero no sufren "la sana doctrina" sino que se amontonan "maestros conforme a sus propias concupiscencias" (deseos egoístas). Los "buenos ministros de Jesucristo" predicamos la ley del Nuevo Testamento: la ofrenda voluntaria apartada cada domingo (1 Cor.16:1-2). Pero, la mayoría de los creyentes aparta "su oído de la verdad" (2 Tim.4:4), esclavizándose a diezmos y dando múltiples ofrendas durante toda la semana, en ocasiones, ¡tres o cuatro en una sola reunión! Advertimos el pecado de cooperar con estos "empresarios del diezmo levítico”, pero la advertencia es desatendida. ¿Nunca ha leído usted 2 Pedro 2:1-3? "Por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme." ¿Está cumpliendo esta profecía, bien sea como mercader o como víctima?

Si ama la salvación y la Verdad, si ama a Cristo y su iglesia única y verdadera, ¡salga de en medio de los mercaderes! Acérquese a la iglesia edificada por Cristo para que goce de la libertad que el Señor concede bajo la nueva ley (Gál.4:21- 5:13).

Si está meditando en su corazón: "Bueno, voy a salir de estas iglesias que exigen diezmos, piden muchas ofrendas y venden de todo, para hacerme miembro donde no tenga que aportar nada”, pues nos incumbe indicarle que no está pensando espiritualmente. La generosidad es característica inconfundible del cristiano fiel (2 Cor.8:1 y 9:15; Efesios 4:28; Hch.2:44-45). Pero el cristiano fiel no mercadea con lo sagrado, ni impone leyes abolidas (por ejemplo, el diezmo). Voluntariamente, ofrenda generosamente "cada primer día de la semana... según haya prosperado "(1 Cor.16:1-2). Esta directriz procede del Espíritu Santo. Es la voluntad de Dios. ¿Por qué hacerle caso omiso o quebrantar su mandamiento, trayendo sobre sí mismo condenación?

El mundo está perdiéndose en el desenfreno de vicios, pasiones desordenadas y crimen. Los mercaderes religiosos, con sus grandes y pequeños templos llenos de víctimas, sólo contribuyen al escepticismo y la incredulidad que ahuyentan a muchos inconversos. ¿Cuántos creyentes han perdido su fe, reincidiendo en el mundo a causa de las artimañas y del mal testimonio de los mercaderes religiosos? Es hora que sólo busque a Cristo, le ame y viva sólo para él y que no se dejé más guiar y engañar por la falsedad existente hoy en día.

Laverdadcuesteloquecueste, le invita ha ser parte de la IGLESIA GLORIOSA Y TRIUNFANTE DE JESUCRISTO permitiendo que el Espíritu Santo depure su vida para así llegar “a la estatura del varón perfecto que es Cristo Jesús

domingo, 1 de mayo de 2011

ULTIMO MENSAJE ANTES DE MORIR.


¡CUIDADO! UN EVANGELIO FALSO ESTA DESTRUYENDO EL CRISTIANISMO BÍBLICO



Por: David Wilkerson



“Dijo también a sus discípulos: Había un hombre rico que tenía un mayordomo y éste fue acusado ante él como disipador de sus bienes. Entonces le llamó y le dijo: ¿Qué es esto que oigo acerca de ti? Da cuenta de tu mayordomía, porque ya no podrás más ser mayordomo” (Lc. 16:1-2).

Jesús habló de cierto hombre rico que oyó un reporte de que uno de sus mayordomos estaba malgastando sus posesiones. Así que lo llamó a que le diera cuentas, y le dijo: ¿Qué es esto que oigo acerca de ti? Entrega cuenta de tu mayordomía, porque ya no serás mayordomo”.

Esta parábola es muy importante para el cuerpo de Cristo ahora. Es la trágica historia de un siervo de Dios que pierde su poder y unción y termina ofreciendo un evangelio rebajado y barato. El hombre rico de esta parábola es Cristo mismo en quien moran todas las riquezas de gloria. El mayordomo que está siendo despojado de la autoridad es cualquiera a quien le ha sido confiada la Palabra de Dios, pero que ha sido hallado culpable de desperdiciar los recursos de su Señor.

Este mayordomo era culpable de malgastar las posesiones de su señor, una acusación que se podría hacer en nuestros días en contra de multitud de ministros, de obreros cristianos y de ovejas. ¡Qué desperdicio vemos en el reino de Dios hoy en día!

1. Los Elegidos de Dios desperdician tiempo, el más precioso recurso que el cielo pudo confiar a la humanidad.

Los pastores ungidos de Dios, maestros y evangelistas son tan culpables como las multitudes del redil que sólo buscan los placeres. Los mayordomos del evangelio deberían estar redimiendo el tiempo y no malgastándolo en pasatiempos, deportes, recreación y la televisión. Muéstrame un hombre de Dios que se sienta enfrente del ídolo de la televisión, desperdiciando horas preciosas, perturbando su alma y su mente con la corrupción del infierno, y yo te mostraré a un mayordomo injusto a quien Dios traerá a cuentas y le despojará de toda autoridad espiritual.

Este mayordomo se consintió a sí mismo. El tomó los recursos de su amo y se los derramó encima. Uno pensaría que todas las riquezas eran solamente suyas, por la manera en que se gastaba los recursos y en que se consentía a sí mismo.

Hoy vemos este triste espectáculo en la iglesia, a cristianos yendo de un lado para otro, desperdiciando los recursos divinos sin saber que Dios les va a pedir cuentas por ese desperdicio.

2. El poder, otro de los gloriosos recursos de Cristo, está siendo egoísta y tontamente malgastado.

Los reyes del poder en la casa de Dios son aquellos que malgastan el poder de su amo para justificarse a sí mismos. Quieren ser conocidos y respetados como profetas, como los hombres del momento, buscados como poderosos guerreros de fe, acción y poder. Aman el aplauso de los hombres, la adulación como para un héroe; les gusta ir por ahí oyendo esas palabras de auto aprobación. “¡Miren, ahí está! ¡Ahí va ese poderoso hombre de fe, acción y poder!” Pablo denunció esa adulación a ministros. Debemos dar honor a quien honor merece, y ése es ¡solamente Cristo!

Los creyentes sin discernimiento hacen pequeños dioses de los autonombrados profetas, sanadores, y maestros de nuevas revelaciones.

El poder malgastado está corrompiendo al ministerio y la casa de Dios. Los cristianos superficiales son atraídos al poder como las abejas a la miel. Y una terrible acusación en contra de la iglesia apóstata es oír a los cristianos decir: “¡Qué bárbaro, qué poder tiene!”, en vez de susurrar con santa reverencia: “¡Está lleno de Jesús! ¡Jesús se revela en él maravillosamente! ¡Hace a Cristo real!”

El verdadero mayordomo del evangelio no busca el poder para demostrarlo enfrente de multitudes curiosas. Las multitudes pueden ver la fuerza del poder sanador de Dios, como cuando Jesús sanaba a los enfermos. Sin embargo, a Él le oían decir una y otra vez: “No le digas a nadie”. Dios le confía su mayor poder a aquellos que van a los hospitales, a las calles, a los hogares, y en secreto, lejos de los ojos de aprobación y de los aplausos, derriban fortalezas, atan a los demonios y libertan a los cautivos, sanan a los enfermos y son verdaderos y desconocidos ministros del poder sanador de Cristo. El verdadero don de sanidad no se manifiesta en una atmósfera de espectáculo, sino que se manifiesta solamente cuando es usado por siervos humildes que son completamente celosos de la gloria de Dios, como Cristo lo era.

Un poco del santo poder de Dios que no es usado o aprovechado solamente para la gloria de Cristo es un desperdicio. Es un mayordomo injusto gastando para sí mismo lo que no le pertenece. Sin embargo, aún hay hombres que se levantan grandes nombres para sí mismos, robándole la gloria y el poder al Señor, para engrandecerse ellos mismos.

3. La fe es otro recurso de Cristo que está siendo desperdiciado por los cristianos hoy en día.

¡Toda la fe verdadera proviene de Cristo! Cuando hablas de todas las riquezas de Dios en Cristo Jesús, debes incluir la fe. Somos salvos por la fe de Cristo. Pero la preciosa fe que debería haber sido cuidadosamente invertida, está siendo desperdiciada en trivialidades. Los héroes del capítulo once de Hebreos se apropiaron de su fe para conquistar reinos, tapar la boca a los leones, extinguir el poder del fuego, poner en fuga a los ejércitos del enemigo, ejecutar actos justos, recibir a sus muertos de regreso, y finalmente, para soportar torturas, vituperios, azotes, prisiones y cárceles.

¡Hoy la fe de Cristo es a menudo desperdiciada en egoísmo! ¡Logros personales, éxito, aumento de bienes, riquezas terrenales y prosperidad sin límite, con perfecta salud y una felicidad sin mancha!

¿Por qué será que los cristianos pueden invertir todas las clases de fe en un intento de llegar a ser prósperos y felices, pero no pueden tener fe para que su casa y sus vecinos sean salvos? ¿Por qué tan poca fe para recibir la santidad de Cristo? ¿Por qué tan poca fe para evangelizar a un mundo perdido?

Uno de estos días, muy pronto, Dios nos va a poner de espaldas contra la pared y nos va a pedir cuentas de la forma en que manejamos Su preciosa fe. ¿La gastamos sólo en trivialidades, como si la fe sólo existiera para hacernos la vida más fácil? ¿No nos preguntará el Señor, con ojos penetrantes, por qué no usamos sus riquezas sabiamente? ¿Qué pasará en el tiempo que viene pronto, cuando legiones de demonios sean soltados sobre esta generación, y los gobernadores de las tinieblas extiendan sus reinos siniestros, y furiosas tentaciones; cuando los ejércitos de Satanás vengan en contra de nosotros, y los burladores y los torturadores y los anticristos se levanten para acosar a los hijos de Dios? ¿Estará el pueblo de Dios, los mayordomos de Dios, en la línea del frente haciendo una gran demostración de fe para la gloria de Cristo, o estarán de pie delante del Juez para ser despojados y echados fuera por malgastarla? ¡Señor, ayúdanos!

LA GRAN LECCIÓN

La gran lección de esta parábola va más allá de la tragedia de una iglesia que desperdicia las riquezas de Cristo en intereses egoístas; va hacia el pensamiento corrupto de los mayordomos cristianos que han sido despojados de la autoridad divina. Los mayordomos del evangelio que desperdician el tiempo, la fe, el poder y otros recursos divinos van, por consiguiente, a perder su autoridad espiritual en Cristo y van a ser libres para comprometerse con sus propios planes y proyectos. Perderán su unción y se arrastrarán inventando un evangelio que perpetúe sus propios intereses.

“Entonces el mayordomo dijo para sí: ¿Qué haré? Porque mi amo me quita la mayordomía” (Lc. 16:3).

Los mayordomos que malgastan la riqueza de su amo y pierden la unción llegan a estar completamente dedicados a su propia supervivencia.

Ya no es su interés principal: “¿Qué puedo hacer por el Señor?”, sino, “¿Qué puedo hacer por mí?”. Esto incluye tanto a discípulos como a ministros.

Le pregunté al espíritu Santo por qué este mayordomo no se arrepintió simplemente y se arrojó en la misericordia de su amo. ¿Por qué salió y empezó a planear y a hacer proyectos para protegerse a él mismo y su futuro? Yo creo que la respuesta es que había ido muy lejos y se había colocado más allá de la redención. Sus propios intereses le habían endurecido, se había entregado a un corazón dividido. Si crees que los predicadores centrados en sí mismos y los discípulos nunca están más allá de salvarse, no conoces la Biblia. Así eran Ananías y Safira; también Alejandro e Himeneo a quienes Pablo entregó a Satanás para que otros temieran; también aquellos de Romanos 1, que cayeron de la fe a la profundidad de una mente reprobada.

Te lo digo con dolor en mi corazón, que ahora ya hay ovejas, ministros y ministerios que han sido desechados por Dios. Estos son los que han sido engañados por espíritus mentirosos, habiendo sido advertidos una y otra vez por el Espíritu Santo y por los profetas de Dios, de que se arrepintieran y que se humillaran. Ellos fueron absorbidos por el egoísmo; empezaron a fornicar con madera y piedras, se convirtieron en constructores de templos y de monumentos de realizaciones personales; y rechazaron una vida de quebrantamiento y humildad. ¡Dejaron el closet de oración por sus intereses y por la obra de sus manos! Temerariamente malgastaron el dinero de Dios, la fe de Dios, el tiempo de Dios y el poder de Dios.

Por toda la nación, oigo de gente santa de oración, la misma cosa que oigo de mi Padre del cielo. Aquellos que están caminando con Dios, viviendo en el Espíritu, instintivamente sienten que Dios ha descubierto, y que deplora, todas las abominaciones en la iglesia, en el púlpito, en las predicaciones y en algunos ministerios populares.

No todos son corruptos, ¡gracias a Dios! Hay un remanente creciente de santos y ministerios que se han vuelto a la justicia y a la oración. Pero el verdadero cuerpo de Cristo debe orar por sabiduría divina para discernir a aquellos que ya han sido despojados de la autoridad espiritual y de la unción. Un mundo creciente de cristianos de oración ahora comparten el mismo dolor de Dios por toda la mezcla con el mundo, y sus corazones claman que Dios trate esto pronto. ¡Creo, sin lugar a dudas, que está a punto de hacerlo! Si Dios puede hacer caer a Babilonia en una hora, seguramente puede limpiar esta mezcla en Su templo en un momento.

La mayor parte de los mayordomos modernos que han sido despojados por Dios de todo servicio espiritual no son tan sabios como el mayordomo injusto, no se dan cuenta de que ya todo terminó. No se han dado cuenta de que ya han sido despojados de su mayordomía. Pero tú te puedes dar cuenta que se acabó, por los planes y proyectos que presentan centrados en el hombre. Los intereses de Dios ya no son lo más sobresaliente, ahora lo único importante para ellos es su próximo proyecto. Terminan un proyecto de hombre solamente para lanzar otro más espectacular que el anterior.

Mi corazón clama: “¡Oh, mi bendito Señor! ¿Cuándo se despertará el pueblo de Dios y empezará a discernir que todo ese loco gastar, esa construcción, y esa mentalidad mundana representan un despilfarro hecho por cristianos y por ministros que ya han sido desechados por el Espíritu Santo y que están a punto de ser llamados a cuentas? ¿Cuándo dejará el pueblo de Dios de aguantar tal tontería? ¿Cuándo se despertará el cuerpo de Cristo y gritará en contra de esto y dirá: ¡Basta!” No hay ya profetas de Dios en la tierra? ¿No quedan pastores con suficiente discernimiento del Espíritu Santo y con autoridad espiritual para despertar a esta gente respecto a ese peligroso desperdicio de los recursos de nuestro Señor? Es triste, pero es cierto, que en algunos de los más conocidos ministerios del país hoy en día, ni con mucho se escucha la verdadera Palabra de Dios. Yo no soy juez, pero por sus hechos es patente que algunos están más allá de la censura, cegados por sus propios consejeros, cegados por ambición, cegados por los dioses del éxito y el poder.

Algunos de ellos no recibirían un solo profeta hoy en día, están tan altos y son tan poderosos, están tan confiados en sí mismos, tan ricos, tan influyentes, tan establecidos en sus caminos, tan comprometidos con sus propios planes y proyectos, que no pueden escuchar nada.

¡Sus ojos están cerrados, sus oídos no oyen, y no saben que la gloria se ha ido y que Icabod ha sido escrito sobre sus puertas! Y tan cierto como que el mayordomo injusto fue derrocado, así también ellos caerán. Dios va a cortar el suministro y va a hacer una cosa tan sorprendente que los oídos de todos los que lo oigan van a retumbar.

Llamo a todos los santos que oran en toda la tierra que empiecen a ayunar y a orar por la limpieza dentro de la casa de Dios y entre sus ministros y ministerios. Que empiece conmigo y con el ministerio a mi cargo. Yo necesito esta purificación tanto o más que todos los otros. Ora porque el fuego santo de Su santidad llene de temor todos los púlpitos. Ora para que Dios salve los ministerios que aún pueden ser salvados, que Dios humille y rompa las voluntades necias de los hombres centrados en ellos mismos, que haya arrepentimiento y un regreso a la pureza y a la honestidad. Ora para que ellos respondan pronto. Únete a todos los otros santos que oran. ¡Que ya no se malgasten los recursos de Dios! Ya no más alianzas con aquellos que no tienen preocupación por los intereses de Dios, sino que usan a otras personas para aumentar sus intereses egoístas. ¡Ya no más confiar en aquellos que ofrecen un evangelio barato y de oferta!

¡Dios danos profetas y pastores y evangelistas, puros, separados, quebrantados, que se den completamente para la gloria de Jesús, que puedan tronar en contra del pecado y de la corrupción y hagan temblar a los adúlteros, a los que se divorcian, a los laicos y ministros tibios en la casa de Dios! Creo que el pueblo de Dios está clamando por líderes que sean ejemplo de santidad, y que los conduzcan a caminar más profundamente con Cristo. Creo que la congregación está más hambrienta de Dios que muchos del púlpito. Algunos ministros jóvenes me dicen que no pueden encontrar a hombres ancianos de Dios a quienes puedan mirar como modelos de santidad y pureza. La gente quiere moverse en Dios, quieren fuego en el púlpito y convicción en las bancas. Quieren que el Espíritu de Dios despierte a sus iglesias y los saque de la corrupción. Al menos, eso es lo que oigo de los que me escriben.

UN EVANGELIO BARATO, CARENTE DE COMPROMISO

Este mayordomo despilfarrador dijo: “Ya sé lo que haré para que cuando se me quite de la mayordomía, me reciban en sus casas” (Lc. 16:4)

Procedió a llamar a todos los deudores de su amo y les ofreció tratos con tarifas reducidas. Al deudor que debía a su amo cien medidas de aceite le decía que sólo pagara cincuenta. El redujo el trato de otro deudor que debía cien medidas de trigo. Le dijo que sólo necesitaba pagar ochenta medidas. Les ofreció a todos los deudores atractivas rebajas en los tratos.

Cuando el Espíritu Santo se va de un hombre o de un ministro, y él toma el control, toda clase de convenios se ofrecen a los deudores. Es por eso que estamos oyendo ese evangelio barato y rebajado desde tantos púlpitos.

Ahora hemos llegado al corazón del mensaje de esta parábola. Estos mayordomos que han sido despojados, van por ahí haciendo tratos rebajados con deudores que andan buscando una forma de pago barata. ¿Quién quiere pagar el precio completo de la redención cuando hay en pie una oferta de saldar la cuenta con una salvación barata? ¿Quién quiere llevar los sufrimientos de Cristo cuando puedes “cumplir” con menos? ¿Por qué soportar la muerte, la cruz, el oprobio y el rechazo cuando simplemente, reclamas tus derechos y puedes volar justo hasta el paraíso sin pena ni sacrificio? ¡Santos, alíñense -es tiempo del evangelio basado en tratos baratos-!

¡Quédate enfrente de tu televisión, llena tu alma y tu mente con toda la porquería de los pozos del infierno, sigue adelante, disfruta el cine escandaloso, el teatro para adultos; corre con la multitud, bebe, fuma, ve a centros nocturnos, cuenta chistes groseros; divórciate, haz trampas, fornica; gasta, compra y endrógate; no ores, no ayunes, no clames, no hables de cargas, de santidad y de apartarse del mundo! ¿Por qué? ¡Porque es el día del evangelio barato y rebajado, sin dolor, sin poder, contaminado! Se ofrece diariamente por radio, por televisión y en cruzadas y en las iglesias por todo el mundo.

“Y alabó el amo al mayordomo malo por haber hecho sagazmente... Y yo os digo: Ganad amigos pro medio de las riquezas injustas, para que cuando éstas falten, os reciban en las moradas eternas” (Lc. 16:8-9)

Que quede esto claro. Dios no está alabando el mal proceder del mayordomo, ni está recomendado sus acciones como tales. El sólo recomienda la forma astuta en que el mayordomo injusto se condenó a sí mismo. El amo alabó la manera en la que selló su ruina. En otras palabras: “Tú pensaste sabiamente en ofrecer estos tratos rebajados. Pero cuando todo se venga abajo, y se vendrá, tú y todos los que participaron contigo en tus ofertas deshonestas, serán enviados a los lugares donde habita Satanás”.

Lo que Dios nos está diciendo es que no hay atajos, no hay consagraciones a medias, no hay caminos fáciles a la gloria, o sin dolor. Vamos a pagar el precio completo, esto significa que tomemos nuestra cruz, nos neguemos a nosotros mismos y lo sigamos a El hasta la plenitud de la vida de resurrección. En el día del juicio todos los mayordomos despojados y sin poder se van a parar delante del trono del juicio de Jesús, mirando no sólo sus ojos llameantes sino que también verán a los pobres hijos perdidos del reino a quienes ellos engañaron con ese evangelio parcial. ¡Qué alarido será oído! Ellos rechazarán a sus falsos profetas, gritando: “¡Falso! ¡Impostor! ¡Pastor cruel! ¡Hijo de Icabod! ¡Inventor de mentiras! ¡Nos heriste con ceguera con tus medias verdades!”.

Todo lo que le puedes elogiar a algunos hombres de Dios y a ciertos ministros hoy en día, es que su astucia y su ingenio están proveyendo para ellos y sus seguidores un camino con Jesús a un precio de oferta. Y es astuta la manera en que las Escrituras son torcidas y entrelazadas para hacer que suenen correctas y aprobadas por Dios. Han ido ya tan lejos que muchos pueden pecar a voluntad y no ser convictos de pecado. Pueden decir con el Israel apóstata, “Librados somos para seguir haciendo todas estas abominaciones” (Jer. 7:10). Doctrinas de demonios y doctrinas de falsa seguridad son ofrecidas a aquellos que escogen vivir vidas carnales y sensuales.

El mayordomo injusto pensó que había asegurado su futuro, pero era una falsa seguridad. El seguía siendo el mismo hombre permisivo, tramposo y sensual que siempre había sido, y los amigos que iban con él eran de su misma naturaleza, todos ellos cegados por una falsa seguridad. Puedes estar seguro que pagó un alto precio por su engaño. ¿Quién puede dudar que el amo rechazó los tratos rebajados que ofreció el mayordomo injusto? Yo creo que el amo demandó el precio completo.

Dios le dijo a la iglesia de Laodicea, tan llena de bienes y que alardeaba de no tener necesidad de nada, en realidad eres desventurada, pobre, miserable, ciega y desnuda. Y hasta que no renuncie a toda la tibieza, Dios la vomitará de Su boca a ella y todo lo que representa. Este hecho espantoso ya está sucediendo.

¡Dios danos mayordomos fieles! Danos santos en el púlpito y en las bancas que se vuelvan al Señor con todo su corazón, que rompan sus ídolos, y caigan contritos delante de Tu presencia. Y Dios, vuelve a traer el evangelio de justicia, de separación del mundo, y mandamientos santos de amor, y levanta ejércitos de vencedores que alisten sus lámparas y se preparen para recibir al Novio. Dios, llévanos a la Cruz, a la muerte de nosotros mismos, a reconocernos muertos al pecado por fe, y a la resurrección en el reino de Vida Eterna en Cristo. Amén