AEROPAGO

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viernes, 24 de septiembre de 2010

El siervo de Dios y las riquezas.


En el colegio salesiano donde no sólo estudié, sino que viví (Don Bosco), se me enseñó que el orgullo, el dinero y el sexo eran las armas principales del enemigo para arruinar un ministerio y que con frecuencia se presentan juntos.
Un líder religioso llega a ser famoso y rico, luego se llena de orgullo y más tarde se convierte en su propia ley y hace lo que le place. El ministerio requiere dinero; pero debemos ser cuidadosos de que el dinero no comience a apoderarse del ministerio. Los ministerios radiales y más aún los de televisión, son medios costosos, de modo que no nos debe sorprender si los siervos que buscan estos medios, se preocupen por el dinero, que alguien tiene que pagar.
¿por qué Jesús se refirió a las riquezas injustas (Lucas 16:9)? ¿Y por qué nos advirtió sobre “el engaño de las riquezas” (Mateo 13:22)? La riqueza es peligrosa e incluso el cristiano más fervoroso puede encontrarse atrapado en la adoración a Mammón y ni siquiera darse cuenta de lo que está haciendo.
En su palabra declaró: “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o estimará a uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a mammón (las riquezas).
El “señor dinero” posee muchas de las características de una deidad. Confiere seguridad, puede inducir culpa, nos da libertad, nos otorga poder y parece ser omnipresente. Sin embargo, lo más siniestro de todo es que ambiciona la omnipotencia.
El “señor dinero” reclama la lealtad y el amor que le pertenecen sólo a Dios, y posee el poder de atraparnos si no somos cautelosos. El dinero es un siervo maravilloso, pero un amo terrible, y sólo una devoción disciplinada hacia Dios nos permite mantener a mammón en su sitio correspondiente. Jesús dijo: “Mirad y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee”(Lucas 12:15). “Porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación”(Lucas 16:15).
Uno de los atributos necesarios para el ministerio es “No codicioso de ganancias deshonestas”(véase Tito 1:7). Por consiguiente, el pueblo de Dios tiene el derecho de saber si sus ministros manejan o no sus finanzas con sinceridad. Creo que esto se aplica a cualquier persona que por su propia voluntad vive del sostenimiento de otros y esto incluye a los ministros, ministerios radiales o de televisión, misioneros, evangelistas, profetas, apóstoles, pastores de iglesias locales, maestros, sacerdotes, y en fin, todo aquel que en su trabajo y mensaje, incluye el recoger el dinero de los demás a modo de ofrendas voluntarias, o como se está viendo últimamente, valores pre establecidos para poder verlos y escucharles. El siervo de Dios codicioso se convertirá ya sea en un charlatán o en un asalariado. Muchos charlatanes venden sus dones por dinero y utilizan su Biblia y su congregación del mismo modo en que un actor usa un libreto y una sala de espectadores. Concluyendo mi querido amigo, el dinero no es neutral, sino esencialmente malo y debemos estar alerta ante sus poderes seductores.: “Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; NO POR GANANCIAS DESHONESTAS, sino con ánimo pronto”(1 Pedro 5:2).

3 comentarios:

  1. esta es una página donde cada uno puede expresar sus opiniones y defender sus posiciones frente a temas de interés cultural.

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  2. Luego se hará invitación para participar a todos los cristianos.

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  3. Buen blog pastor, preparese para la artilleria

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