AEROPAGO

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domingo, 17 de octubre de 2010

FALSOS CRISTOS FALSOS CRISTOS


Hace unas semanas uno de los canales de televisión de mi país, se publicó un documental acerca de ciertos hombres, líderes de iglesias evangélicas, que hacen miles de dólares enseñando el ‘evangelio de la prosperidad’ y otra “revelaciones pantomínicas”
Cuando vi parte de ese programa sentí mucha tristeza. Ese sentimiento no venía a mi corazón por la mala enseñanza, sino porque fue un medio secular quien puso de manifiesto estas mentiras.
Cómo es posible que los cristianos no puedan ver los engaños? Cómo es posible que seamos tan ignorantes como para no poder distinguir a estos lobos rapaces? Verdaderamente la iglesia evangélica está desnutrida, falta del alimento sólido, de la oración, el ayuno y la vigilia. Y mucha de la responsabilidad yace sobre cada creyente.
Cuanta falta hace que exista de nuevo el “espíritu de Berea”, donde los creyentes escudriñaban las escrituras para cersionarse si lo que Pablo y Silas enseñaban, correspondía a lo que decían las escrituras.(Hechos 17:11) Hoy, estamos tan cómodos en nuestras butacas, que aceptamos todo lo que se diga desde el púlpito.
Hemos dejado que muchos hombres y mujeres nos engañen. Hemos permitido que hombres se proclamen profetas, apóstoles, pastores, sin manifestar las cualidades bíblicas para tales oficios. El verdadero profeta, apóstol y pastor es aquel que proclama la palabra de Dios. Muchos de estos hombres proclaman un falso evangelio, para su propio provecho y prosperidad económica. Son “anatemas.”
Cristo dijo en Mateo 24 que, “se levantarán falsos Cristos” en el futuro. La palabra christos en griego quiere decir ungido de Dios. Es la traducción griega de la palabra mesías (hebreo).¿ Qué es lo que dicen estos falsos ministros que son? Acaso no dicen que son los ungidos de Dios? Por supuesto! Estos hombres están diciendo que ellos son cristos, es decir, que son los ungidos de Dios. A estos fue a los que Cristo, el Señor se refirió, pero les agregó el calificativo de “falsos”. Es tiempo de escudriñar las escrituras, de orar más, de ayunar y vigilar, pues nuestro Señor no alertó que éstos, disfrazándose de ángel de luz, engañarán hasta los escogidos.

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